lunes, 19 de septiembre de 2016

Que es microbiologia

Microbiología

Es la rama de la biología encargada del estudio de  los microorganismos, seres vivos pequeños.
La microbiological es el estudio de organismos microscópicosderiva 3 palabras griegas que son:
  •       mikros (pequeños)
  •      bios (vida)
  •       logos (ciencia)

los organismos son diminutos seres vivos que individualmente son demasiados pequeños como para verlos a simple vista. En este grupo se incluyen las bacterias, hongos (levaduras y hongos filamentosos), virus protozoos y algas microscópicas. 

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Parásitos
Parásito: Es todo organismo que vive a costa de otro, denominado huésped u hospedador, durante un periodo de tiempo más o menos largo.
·       Parásitos facultativos, son de forma libre pero se adaptan a un determinado huésped.
·       Parásitos obligados, dependen necesariamente del huésped.
·       Endoparásitos, colonizan el interior del huésped.
·       Ectoparásitos, habitan en la superficie del huésped.
·       Parásitos patógenos, causan enfermedades en el huésped.
Parasitismo: Relación ecológica entre dos organismos en donde uno de ellos, el parásito, depende nutricionalmente del otro, el huésped. Existe parasitismo permanente y parasitismo temporal que se produce solo en el momento de la alimentación.
-       Huésped definitivo: Cuando el parásito alcanza en el su madurez sexual o estado adulto.
-       Huésped intermediario: Cuando sirve para completar el ciclo vital del parásito.
-       Parásitos patógenos para el hombre: protozoos (Leishmania, Tripanosoma, Giardia, Tricomonas, Entamoeba, Toxoplasma…), cestodos y nematodos.

 Ejemplos de parásitos:

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Toxoplasma gondii            Taenia solium                      Plasmodium falciparum

1  Contacto parásito huésped.
 Activo: realizado por forma inefectiva, depende de factores medioambientales.
    Pasivas: de forma accidental, por hábitos de alimentación del huésped.
  Entrada del parásito en el huésped
 Activa: el parásito segrega sustancias lubricantes, enzimas líticas y contribuyen con movimientos vigorosos de penetración.
  Pasiva: se producen generalmente a través de la picadura de diversos artrópodos que actúan como vectores.
  Establecimiento, desarrollo y multiplicación del parásito.
El establecimiento requiere que el parásito exprese algunas características adaptadas al nuevo ambiente (activación y desenquistación de determinadas formas parasitarias).
Migran a un órgano compatible a sus necesidades de desarrollo (selección de hábitat). Se basa en requerimientos físicos, bioquímicos y fisiológicos del parásito.
Ciclos biológicos de los parásitos.
1.    El parásito requiere una sola especie para completar su ciclo, no resiste las condiciones medioambientales y no tiene formas de vida libre.
2.    El parásito requiere dos o más especies para completar su ciclo vital no siendo expuesto al medio ambiente.
3.    El parásito puede completar su ciclo vital en una o varias especies, no presenta formas de vida libre pero puede exponerse al medio ambiente en formas de resistencia (quistes o huevos).
4.    El parásito  completa su ciclo vital en distintas especies y presenta formas de vida libre infectivas para sus huéspedes de forma activa o pasiva.   
 Respuesta del huésped frente a las infecciones producidas por paracitos.
1.    Resistencia natural. El parásito es incapaz de establecerse en el huésped.
Factores: conducta alimentaria, fisiología y respuesta inmune del huésped, incompatibilidad huésped parásito.
2.     Resistencia no especifica.
Factores: macrófagos, complemento, interleukinas, a-TNF, proteínas de fase aguada. Se puede producir respuesta inflamatoria, fiebre o leucocitosis.
3.     Respuesta inmune. El parásito se establece en el huésped y es eliminado; el parasito se establece y la respuesta del huésped produce daño al propio huésped; el huésped controla la infección, pero sin eliminar completamente al parásito.
Factores: anticuerpos, linfocitos T (CD4+, CD8), linfocitos B (frecuente activación policional), macrófagos, eosinófilos, interleukina, e interferon.
Características: apropiada al sitio de la infección, provoca la destrucción total del parasito (en general), inmunodepresión frecuente, eosinofilia y elevada concentración de IgE en helmintiasis, frecuentes respuestas de evasión de los parásitos (por parasitismo intercelular, variación antigénica y supresión de la respuesta inmune).
Acción patógena.
Principales efectos patógenos del parasito: daño hístico o celular, transformación de tejidos, interferencia mecánica (por obstrucción), alteraciones nutricionales y trastornos inmunopatológicos.
Mecanismos de patogenicidad: proteínas formadas de poros, producción de enzimas que alteran estructuras celulares del huésped, liberación de productos metabólicos que interfieren con el metabolismo del huésped, apoptosis y daño mecánico.
Enfermedades parasitarias.
Características generales: asintomáticas cuando producen clínica, la instauración de los síntomas suele ser de forma subaguda, signos y síntomas inespecíficos, afectación de diferentes órganos y sistemas. La eosinofilia se asocia con parasitosis (característica de las infecciones por helmintos hísticos).
Epidemiologia: existen cuatro mecanismos de transmisión.
1.    Ingestión por el huésped del estadio de huevos de larvas del parásito.
2.    Transmisión a través de un vector.
3.    Penetración activa de las larvas del parásito  del huésped.
4.    Contagio directo.
Profilaxis: medidas de saneamiento ambiental, educación sanitaria y control biológico.
Diagnóstico: el diagnóstico definitivo se realiza por métodos de laboratorio: diagnostico morfológico (examen en frasco de heces), cultivo, métodos inmunológicos. El diagnóstico clínico es difícil.
Tratamiento: Dos grupos de antiparasitarios: Antiprotozoarios actúan, en general, inhibiendo la síntesis de ácidos nucleicos y antihelmínticos atacan la función neuromuscular o el ciclo glucolitico de los gusanos. Frecuentes aparición de resistencias.



BACTERIAS
Las bacterias son microorganismos unicelulares que presentan un tamaño de algunos micrómetros de largo (entre 0,5 y 5 um, por lo general) y diversas formas incluyendo esferas, barras y hélices. Las bacterias son procariotas y, por lo tanto, no tienen núcleo ni orgánulos internos. Generalmente poseen una pared celular compuesta de peptidoglucanos. Muchas bacterias disponen de flagelos o de otros sistemas de desplazamiento y son móviles.
Aunque el término bacteria incluía tradicionalmente a todos los procariotas, actualmente la taxonomía y la nomenclatura científica los divide en dos grupos. Estos dominios evolutivos se denominan Bacteria y Archaea. La división se justifica en las grandes diferencias que presentan ambos grupos a nivel bioquímico y en aspectos estructurales.
Los seres vivos se dividen actualmente en tres dominios: bacterias (Bacteria), arqueas (Archaea) y eucariontes (Eukarya). En los dominios Archaea y Bacteria se incluyen los organismos procariotas, esto es, aquellos cuyas células no tienen un núcleo celular diferenciado, mientras que en el dominio Eukarya se incluyen las formas de vida más conocidas y complejas (protistas, animales, hongos y plantas).
 Las bacterias también han estado implicadas en la segunda gran divergencia evolutiva, la que separó Archaea de Eukarya. Se considera que las mitocondrias de los eucariontes proceden de la endosimbiosis de una proteobacteria alfa. En este caso, el antepasado de los eucariontes, que posiblemente estaba relacionado con las arqueas (el organismo Neomura), ingirió una proteobacteria que, al escapar a la digestión, se desarrolló en el citoplasma y dio lugar a las mitocondrias. Estas se pueden encontrar en todos los eucariontes, aunque a veces en formas muy reducidas, como en los protistas amitocondriales. Después, e independientemente, una segunda endosimbiosis por parte de algún eucarionte mitocondrial con una cianobacteria condujo a la formación de los cloroplastos de algas y plantas. Se conocen incluso algunos grupos de algas que se han originado claramente de acontecimientos posteriores de endosimbiosis por parte de eucariotas heterótrofos que, tras ingerir algas eucariotas, se convirtieron en plastos de segunda generación.

Morfología de las bacterias


Las bacterias presentan una amplia variedad de tamaños y formas. La mayoría presentan un tamaño diez veces menor que el de las células eucariotas, es decir, entre 0,5 y 5μm. Sin embargo, algunas especies como Thiomargarita namibiensis y Epulopiscium fishelsoni llegan a alcanzar los 0,5 mm, lo cual las hace visibles al ojo desnudo. En el otro extremo se encuentran bacterias más pequeñas conocidas, entre las que cabe destacar las pertenecientes al género Mycoplasma, las cuales llegan a medir solo 0,3 µm, es decir, tan pequeñas como los virus más grandes. La forma de las bacterias es muy variada y, a menudo, una misma especie adopta distintos tipos morfológicos, lo 24 que se conoce como polimorfismo. De todas formas, podemos distinguir tres tipos fundamentales de bacterias:
● Coco (del griego kókkos, grano): de forma esférica.
○ Diplococo: cocos en grupos de dos.
○ Tetracoco: cocos en grupos de cuatro.
○ Estreptococo: cocos en cadenas.
○ Estafilococo: cocos en agrupaciones irregulares o en racimo.
● Bacilo (del latín baculus, varilla): en forma de bastoncillo.
● Formas helicoidales:
○ Vibrio: ligeramente curvados y en forma de coma, judía o cacahuete.
○ Espirilo: en forma helicoidal rígida o en forma de tirabuzón.
○ Espiroqueta: en forma de tirabuzón (helicoidal flexible).
Algunas especies presentan incluso formas tetraédricas o cúbicas. Esta amplia variedad de formas es determinada en última instancia por la composición de la pared celular y el citoesqueleto, siendo de vital importancia, ya que puede influir en la capacidad de la bacteria para adquirir nutrientes, unirse a superficies o moverse en presencia de estímulos. A continuación se citan diferentes especies con diversos patrones de asociación:

● Neisseria gonorrhoeae en forma diploide (por pares).
● Streptococcus en forma de cadenas.
● Staphylococcus en forma de racimos.
● Actinobacteria en forma de filamentos. Dichos filamentos suelen rodearse de una vaina que contiene multitud de células individuales, pudiendo llegar a ramificarse, como el género Nocardia, adquiriendo así el aspecto del micelio de un hongo.

Las bacterias presentan la capacidad de anclarse a determinadas superficies y formar un agregado celular en forma de capa denominado biopelícula o biofilme, los cuales pueden tener un grosor que va desde unos pocos micrómetros hasta medio metro. Estas biopelículas pueden congregar diversas especies bacterianas, además de protistas 24 y arqueas, y se caracterizan por formar un conglomerado de células y componentes extracelulares, alcanzando así un nivel mayor de organización o estructura secundaria denominada microcolonia, a través de la cual existen multitud de canales que facilitan la difusión de nutrientes. En ambientes naturales tales como el suelo o la superficie de las plantas, la mayor parte de las bacterias se encuentran ancladas a las superficies en forma de biopelículas. Dichas biopelículas deben ser tenidas en cuenta en las infecciones bacterianas crónicas y en los implantes médicos, ya que las bacterias que forman estas estructuras son mucho más difíciles de erradicar que las bacterias individuales. Por último, cabe destacar un tipo de morfología más compleja aún, observable en algunos microorganismos del grupo de las mixobacterias. Cuando estas bacterias se encuentran en un medio escaso en aminoácidos son capaces de detectar a las células de alrededor, en un proceso conocido como quorum sensing, en el cual todas las células migran hacia las demás y se agregan, dando lugar a cuerpos fructíferos que pueden alcanzar los 0,5 mm de longitud y contener unas 100.000 células. Una vez formada dicha estructura las bacterias son capaces de llevar a cabo diferentes funciones, es decir, se diferencian, alcanzando así un cierto nivel de organización pluricelular. Por ejemplo, entre una y diez células migran a la parte superior del cuerpo fructífero y, una vez allí, se diferencian para dar lugar a un tipo de células latentes denominadas mixosporas, las cuales son más resistentes a la desecación y, en general, a condiciones ambientales adversas.
Las bacterias son organismos relativamente sencillos. Sus dimensiones son muy reducidas, unos 2 μm de ancho por 7-8 μm de longitud en la forma cilíndrica (bacilo) de tamaño medio; aunque son muy frecuentes las especies de 0,5-1,5 μm. Carecen de un núcleo delimitado por una membrana aunque presentan un nucleoide, una estructura elemental que contiene una gran molécula circular de ADN. El citoplasma carece de orgánulos delimitados por membranas y de las formaciones protoplasmáticas propias de las células eucariotas. En el citoplasma se pueden apreciar plásmidos, pequeñas moléculas circulares de ADN que coexisten con el nucleoide, contienen genes y son comúnmente usados por las bacterias en la conjugación.
El 24 citoplasma también contiene vacuolas (gránulos que contienen sustancias de reserva) y ribosomas (utilizados en la síntesis de proteínas). Una membrana citoplasmática compuesta de lípidos rodea el citoplasma y, al igual que las células de las plantas, la mayoría posee una pared celular, que en este caso está compuesta por peptidoglicano (mureína). Algunas bacterias, además, presentan una segunda membrana lipídica (membrana externa) rodeando a la pared celular. El espacio comprendido entre la membrana citoplasmática y la pared celular (o la membrana externa si esta existe) se denomina espacio periplásmico. Algunas bacterias presentan una cápsula y otras son capaces de evolucionar a endosporas, estadios latentes capaces de resistir condiciones extremas. Entre las formaciones exteriores propias de la célula bacteriana destacan los flagelos y los pili.

La membrana citoplasmática de las bacterias es similar a la de plantas y animales, si bien generalmente no presenta colesterol. Tiene una estructura similar a la de plantas y animales. Es una bicapa lipídica compuesta fundamentalmente de fosfolípidos en la que se insertan moléculas de proteínas. En las bacterias realiza numerosas funciones entre las que se incluyen las de barrera osmótica, transporte, biosíntesis, transducción de energía, centro de replicación de ADN y punto de anclaje para los flagelos. A diferencia de las membranas eucarióticas, generalmente no contiene esteroles (son excepciones micoplasmas y algunas proteobacterias), aunque puede contener componentes similares denominados hopanoides. Muchas importantes reacciones bioquímicas que tienen lugar en las células se producen por la existencia de gradientes de concentración a ambos lados de una membrana. Este gradiente crea una diferencia potencial análoga a la de una batería eléctrica y permite a la célula, por ejemplo, el transporte de electrones y la obtención de energía. La ausencia de membranas internas en las bacterias significa que estas reacciones tienen que producirse a través de la propia membrana citoplasmática, entre el citoplasma y el espacio periplásmico. Puesto que las bacterias son procariotas no tienen orgánulos citoplasmáticos delimitados por membranas y por ello presentan pocas estructuras intracelulares. Carecen de núcleo celular, mitocondrias, cloroplastos y de los otros orgánulos presentes en las células eucariotas, tales como el aparato de Golgi y el retículo endoplasmático. Como excepción, algunas bacterias contienen estructuras intracelulares rodeadas por membranas que pueden considerarse primitivos orgánulos. Un ejemplo son los “tilacoides” de las cianobacterias. Las bacterias contienen ribosomas para la síntesis de proteínas, pero éstos son diferentes a los de eucariotas y arqueas. La estructura de los ribosomas de arqueas y bacterias es 24 similar, pues ambos son de tipo 70S mientras que los ribosomas eucariotas son de tipo 80S. Sin embargo, la mayoría de las proteínas ribosomiales, factores de traducción y ARNt arqueanos son más parecidos a los eucarióticos que a los bacterianos. Muchas bacterias presentan gránulos intracelulares para el almacenaje de sustancias, como por ejemplo glucógeno, polifosfatos, azufre o polihidroxialcanoatos.
Estructuras extracelulares
 Las bacterias disponen de una pared celular que rodea a su membrana citoplasmática. Las paredes celulares bacterianas están hechas de peptidoglucano (llamado antiguamente mureína). Esta sustancia está compuesta por cadenas de polisacárido enlazadas por péptidos inusuales que contienen aminoácidos. Estos aminoácidos no se encuentran en las proteínas, por lo que protegen a la pared de la mayoría de las peptidasas. Las paredes celulares bacterianas son distintas de las que tienen plantas y hongos, compuestas de celulosa y quitina, respectivamente. Son también distintas a las paredes celulares de Archaea, que no contienen peptidoglucanos. El antibiótico penicilina puede matar a muchas bacterias inhibiendo un paso de la síntesis del peptidoglucano.
Existen dos diferentes tipos de pared celular bacteriana denominadas Gram-positiva y 24 Gram-negativa, respectivamente. Estos nombres provienen de la reacción de la pared celular a la tinción de Gram, un método tradicionalmente empleado para la clasificación de las especies bacterianas. Las bacterias Gram-positivas tienen una pared celular gruesa que contiene numerosas capas de peptidoglicano en las que se inserta ácido teicoico. En cambio, las bacterias Gram-negativas tienen una pared relativamente fina, consistente en unas pocas capas de peptidoglicano, rodeada por una segunda membrana lipídica (la membrana externa) que contiene lipopolisacáridos y lipoproteínas. Los micoplasmas son una excepción, pues carecen de pared celular. La mayoría de las bacterias tienen paredes celulares Gram-negativas; solamente son Gram-positivas Firmicutes y Actinobacteria. Estos dos grupos eran antiguamente conocidos como bacterias Gram-positivas de contenido GC bajo y bacterias Gram-positivas de contenido GC alto, respectivamente. Estas diferencias en la estructura de la pared celular dan lugar a diferencias en la susceptibilidad antibiótica. Por ejemplo, la vancomicina puede matar solamente a bacterias Gram-positivas y es ineficaz contra patógenos Gramnegativos, tales como Haemophilus influenzae o Pseudomonas aeruginosa. Dentro del filo Actinobacteria cabe hacer una mención especial al género Mycobacterium, el cual, si bien se encuadra dentro de las Gram positivas, no parece serlo desde el punto de vista empírico, ya que su pared no retiene el tinte. Esto se debe a que presentan una pared celular poco común, rica en ácidos micólicos, de carácter hidrófobo y ceroso y bastante gruesa, lo que les confiere una gran resistencia.
Los flagelos son largos apéndices filamentosos compuestos de proteínas y utilizados para el movimiento. Tienen un diámetro aproximado de 20 nm y una longitud de hasta 20 μm. Los flagelos son impulsados por la energía obtenida de la transferencia de iones. Esta transferencia es impulsada por el gradiente electroquímico que existe entre ambos lados de la membrana citoplasmática.
Endosporas
Ciertos géneros de bacterias Gram-positivas, tales como Bacillus, Clostridium, Sporohalobacter, Anaerobacter y Heliobacterium, pueden formar endosporas. Las endosporas son estructuras durmientes altamente resistentes cuya función primaria es sobrevivir cuando las condiciones ambientales son adversas. En casi todos los casos, las endosporas no forman parte de un proceso reproductivo, aunque Anaerobacter puede formar hasta siete endosporas a partir de una célula. Las endosporas tienen una base central de citoplasma que contiene ADN y ribosomas, rodeada por una corteza y protegida por una cubierta impermeable y rígida. Las endosporas no presentan un metabolismo detectable y pueden sobrevivir a condiciones físicas y químicas extremas, tales como altos niveles de luz ultravioleta, rayos gamma, detergentes, desinfectantes, calor, presión y desecación. En este estado durmiente, las bacterias pueden seguir viviendo durante millones de años, e incluso pueden sobrevivir en la radiación y vacío del espacio exterior. Las endosporas pueden también causar enfermedades. Por ejemplo, puede contraerse carbunco por la inhalación de endosporas de Bacillus anthracis y tétanos por la contaminación de las heridas con endosporas de Clostridium tetani.

Metabolismo
 En contraste con los organismos superiores, las bacterias exhiben una gran variedad de tipos metabólicos. La distribución de estos tipos metabólicos dentro de un grupo de bacterias se ha utilizado tradicionalmente para definir su taxonomía, pero estos rasgos no corresponden a menudo con las clasificaciones genéticas modernas. El metabolismo bacteriano se clasifica en base a tres criterios importantes: el origen del carbono, la fuente de energía y los donadores de electrones. Un criterio adicional para clasificar a los microorganismos que respiran es el receptor de electrones usado en la respiración. Según la fuente de carbono, las bacterias se pueden clasificar como:
 ● Heterótrofas, cuando usan compuestos orgánicos.
 ● Autótrofas, cuando el carbono celular se obtiene mediante la fijación del dióxido de carbono. Las bacterias autótrofas típicas son las cianobacterias fotosintéticas, las bacterias verdes del azufre y algunas bacterias púrpura. Pero hay también muchas otras especies quimiolitotrofas, por ejemplo, las bacterias nitrificantes y oxidantes del azufre. Según la fuente de energía, las bacterias pueden ser:
● Fototrofas, cuando emplean la luz a través de la fotosíntesis.
● Quimiotrofas, cuando obtienen energía a partir de sustancias químicas que son oxidadas principalmente a expensas del oxígeno (respiración aerobia) o de otros receptores de electrones alternativos (respiración anaerobia). Según los donadores de electrones, las bacterias también se pueden clasificar como: 24
● Litotrofas, si utilizan como donadores de electrones compuestos inorgánicos.
● Organotrofas, si utilizan como donadores de electrones compuestos orgánicos. Los organismos quimiotrofos usan donadores de electrones para la conservación de energía (durante la respiración aerobia, anaerobia y la fermentación) y para las reacciones biosintéticas (por ejemplo, para la fijación del dióxido de carbono), mientras que los organismos fototrofos los utilizan únicamente con propósitos biosintéticos. Los organismos que respiran usan compuestos químicos como fuente de energía, tomando electrones del sustrato reducido y transfiriéndolos a un receptor terminal de electrones en una reacción redox. Esta reacción desprende energía que se puede utilizar para sintetizar ATP y así mantener activo el metabolismo.
Movimiento
Algunas bacterias son inmóviles y otras limitan su movimiento a cambios de profundidad. Por ejemplo, cianobacterias y bacterias verdes del azufre contienen vesículas de gas con las que pueden controlar su flotabilidad y así conseguir un óptimo de luz y alimento. Las bacterias móviles pueden desplazarse por deslizamiento, mediante contracciones o más comúnmente usando flagelos. Algunas bacterias pueden deslizarse por superficies sólidas segregando una sustancia viscosa, pero el mecanismo que actúa como propulsor es todavía desconocido. En el movimiento mediante contracciones, la bacteria usa su pilus de tipo IV como gancho de ataque, primero lo extiende, anclándolo y después lo contrae con una fuerza notable (>80 pN). El flagelo bacteriano es un largo apéndice filamentoso helicoidal propulsado por un motor rotatorio (como una hélice) que puede girar en los dos sentidos. El motor utiliza como energía un gradiente electroquímico a través de la membrana. Los flagelos están compuestos por cerca de 20 proteínas, con aproximadamente otras 30 proteínas para su regulación y coordinación. Hay que tener en cuenta que, dado el tamaño de la bacteria, el agua les resulta muy viscosa y el mecanismo de propulsión debe ser muy potente y eficiente. Los flagelos bacterianos se encuentran tanto en las bacterias Gram-positivas como Gram-negativas y son completamente diferentes de los eucarióticos y, aunque son superficialmente similares a los arqueanos, se consideran no homólogos.
Las bacterias crecen hasta un tamaño fijo y después se reproducen por fisión binaria una forma de reproducción asexual.
Faces de las bacterias:
-       Fase de adaptación.
-       Fase exponencial.
-       Fase estacional.
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Virus
El virus es un agente genético que posee una región central de ácido nucleico, ADN o ARN (genoma) y que está rodeado por una cubierta de proteína o cápside y, en algunos casos, por una envoltura lipoproteica.
Los virus contienen toda la información necesaria para su ciclo reproductor; que solamente puede ocurrir adentro de las células vivas, apoderándose de las enzimas y de la maquinaria biosintética de sus hospedadores.
Los virus difieren entre sí por el tamaño, la forma y la composición química de su genoma.
EL GENOMA
En algunos virus, el genoma se presenta segmentado en 8 moléculas de RNA de cadena simple, que se asocian con moléculas de una proteína que le confieren forma helicoidal. Los RNA genómicos asociados con la proteína reciben el nombre de nucleocápsides. Rodeando las nucleocápsides, existe una membrana lipoproteica a través de la cual emergen las glucoproteínas virales de envoltura (neuroaminidasa y hemaglutinina).
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CLASIFICACIÓN 
A) En las primeras épocas se tenían en cuenta los siguientes factores:
- La patogenicidad; El órgano o tejido atacado; y El tipo de transmisión.
B) En el presente, merced a la microscopía electrónica, se tienen en cuenta:
- La forma o estructura; y El tamaño
Tipos de estructuras:
* Helicoidal
En este tipo de estructura, los cápsides se agrupan y se ensamblan formando una hélice cerrada, en cuyo espacio medio se encuentra el genoma.

*Icosaédrica:
Cada uno de los veinte lados de esta estructura es un triángulo equilátero, compuesto por subunidades proteicas idénticas. Muchos virus están constituidos sobre este principio. Hay 252 subunidades en total. Dentro del icosaedro se encuentra el genoma viral de DNA de doble cadena. 

* "T4". (bacterófagos)

C) La biología molecular estudia los virus considerando que:
1- El genoma de los virus puede estar constituido por DNA o RNA de cadena simple o doble.
2- Las proteínas de la cápside pueden tomar distintas formas, que son:
a. Capas adicionales; y
b. Estructuras proteicas complejas
3- La envoltura lipídica, proveniente de la célula infectada, en la que están insertadas proteínas virales. La mayor parte de esas proteínas están glucosiladas y se denominan glucoproteínas de envoltura.
Las proteínas de la cápside o las proteínas de envoltura determinan la especificidad de un virus; una célula puede ser infectada por un virus si la proteína viral puede "encajar" en uno de los receptores específicos de la membrana celular de ese tipo de célula.
 Aparentemente, todos los tipos de células, tanto procarióticas como eucarióticas, son susceptibles de infección por virus específicos capaces de establecer una interacción con sus receptores de membrana.
Los virus pueden actuar de dos formas distintas:
-       Reproduciéndose en el interior de la célula infectada, utilizando todo el material y la maquinaria de la célula hospedante.
-       Uniéndose al material genético de la célula en la que se aloja, produciendo cambios genéticos en ella.
Por eso se pueden considerar los virus como agentes infecciosos productores de enfermedades o como agentes genéticos que alteran el material el material hereditario de la célula huésped.
 Ciclo de multiplicación de los distintos virus:
La única función que cumplen los virus y que comparten con el resto de los seres vivos es la de reproducirse (generar copias de sí mismos); para ello, necesitan utilizar la materia, la energía y la maquinaria de la célula huésped, por lo que se los denomina parásitos obligados. Como no poseen metabolismo ni organización celular, se los sitúa en el límite entre lo vivo y lo inerte.
Una vez que infectan una célula, los virus pueden desarrollar dos tipos de comportamiento: a) como agentes infecciosos, produciendo la lisis o muerte de la célula, o b) como virus atenuados o templados, que añaden material genético a la célula hospedante y, por lo tanto, resultan agentes de la variabilidad genética.
Ambos casos han sido estudiados con detalle en los virus bacteriófagos, que pueden observarse en estos dibujos esquemáticos.
 En los dos casos de infección el proceso empieza de esta forma:
1. Fase de fijación (a): Los virus se unen por la placa basal a la cubierta de la pared bacteriana.
2. Fase de contracción (b): La cola se contrae y el ácido nucleico del virus empieza a inyectarse.
3. Fase de penetración (c): El ácido nucleico del virus penetra en el citoplasma de la bacteria, la cubierta proteínica (cápsides) queda fuera de la célula.
A partir de este momento el proceso infeccioso puede seguir dos ciclos diferentes:

1. En el ciclo lítico El ADN del virus codifica todas las proteínas necesarias, el ADN bacteriano fabrica las proteínas víricas y copias de ácidos nucleicos víricos, la cabeza de la cápside, las estructuras más importantes de la cola y las fibras de la cola que se ensamblan por separado.
Después de que el DNA vírico ha sido insertado en la cabeza de la cápside, el ensamble de la cola preformada se une a ella. La adición de las fibras de la cola completa la partícula viral.
Cuando hay suficiente cantidad, los virus se liberan al medio, produciendo la muerte de la célula.
2. En el ciclo lisogénico se produce cuando el genoma del virus queda integrado en el genoma de la bacteria, no expresa sus genes y se replica junto al de la bacteria.
El virus queda en forma de profago.
Actividad biosintética de los Virus:
En los virus con genoma de ADN, el ADN del virus se replica y también se transcribe a ARN mensajero (mARN). El mARN codifica enzimas virales, proteínas de la cubierta viral y, en algunos casos, proteínas reguladoras que controlan la expresión del genoma de la célula hospedadora. El virus realiza sus actividades biosintéticas con el equipamiento de la célula hospedadora. Muchos virus usan enzimas del hospedador al igual que las codificadas por sus propios ácidos nucleicos; algunos fragmentan el ADN del hospedador y reciclan los nucleótidos para la síntesis del ADN viral. En la mayoría de los virus de ARN, el ARN viral se replica y actúa directamente como mARN. Otros en cambio, llevan en la partícula viral una enzima propia que les permite sintetizar los mARN, usando como molde el ARN genómico, ya que éste no puede funcionar como mensajero.
En otro tipo de virus de ARN, el ARN viral se transcribe a ADN a partir de éste vuelve a transcribirse luego el mARN. Este fenómeno de transcripción inversa es característico de los retrovirus, tanto de los que causan cáncer, como del virus HIV, responsable del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Las partículas virales se ensamblan dentro de la célula hospedadora. Los virus recién formados surgen como brotes en porciones de la membrana de la célula hospedadora que contienen las proteínas virales y, al hacerlo, quedan envueltos por fragmentos de ella.
Cuando se ha completado el ensamble de partículas virales, éstas se desprenden de la célula hospedadora, a menudo provocando la lisis de su membrana en el proceso. Cada nueva partícula viral es capaz de comenzar un nuevo ciclo de infección en una célula no infectada.
 Evolución de los virus:
El estudio del origen y de la evolución de los virus se ve dificultado por la falta de restos fósiles. Los síntomas de enfermedades virales que conocemos actualmente pueden ser rastreados sólo hacia el comienzo de los registros de la historia humana.
Para realizar estudios comparativos, sólo disponemos de virus aislados hace no más de 80 años. Por lo tanto, para elaborar una hipótesis sobre el origen de los virus, solo podemos hacer extrapolaciones hacia atrás, basándonos en el estudio detallado de las características de los virus actuales.
Existen tres teorías principales que explicarían el origen de los virus. Una de ellas, la teoría regresiva, propone a los virus como formas degeneradas de parásitos intracelulares. Otra teoría postula que los virus se habrían originado a partir de componentes celulares normales (ADN o ARN) que habrían adquirido la capacidad de replicarse en forma autónoma y de evolucionar independientemente. La tercera teoría se relaciona con la hipótesis de un mundo prebiótico basado en ARN.

Han sido aislados e identificados otros agentes infecciosos aún más simples que los virus: los viroides (pequeñas moléculas de ARN sin proteínas asociadas) y los priones. Los viroides son el agente causal de ciertas enfermedades de las plantas y los priones transmiten enfermedades neurodegenerativas llamadas encefalopatías espongiformes. No se conocen los mecanismos por los cuales los viroides ejercen sus efectos patogénicos, pero una hipótesis sugiere que estos elementos interfieren con la regulación génica de las células infectadas.
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